Marta Gil parece una mujer tímida, va por las calles completamente cubierta, irreconocible detrás del uniforme, del tapabocas, de sus gafas y de una gorra que le protege del sol toda la cabeza. Su oficio, coloquialmente conocido como “escobita”, le otorga un anonimato en el que parece sentirse cómoda, su labor es silenciosa, discreta, casi invisible, pero enorme… Solo ella, con su escoba y la caneca que empuja, recoge diariamente, en promedio, 30 kilos de basura en las calles de El Peñol.
Pero la timidez de Marta, que se evidencia ante una cámara, no le ha impedido enfrentar trabajos tan arduos como atender los oficios de su hogar, servir en restaurantes, despellejar ganado en el matadero y, ahora, laborar como operaria de barrido de vías y espacios públicos, el cargo con el que oficialmente se identifica en Aguas y Aseo de El Peñol, nuestra empresa de servicios públicos.
El primer día de Marta en la empresa tuvo que recorrer el Sector Uno recolectando basuras y, aunque reconoce jocosamente que no sabía hacer casi nada, recuerda que fue un día difícil por su inexperiencia. De eso hace ya diez años, en los que sin duda ha enfrentado jornadas más retadoras, como la vez que vino Jorge Barón al municipio para su tradicional espectáculo de conciertos: ese día trabajaron doce horas continuas desde la 2:00 de la mañana para recoger la montaña de residuos que dejaron los asistentes al evento, y mantener al pueblo limpio y agradable. Sin embargo, más allá de los días difíciles, del sol o de la lluvia, Marta es feliz en su labor: “Gracias a Dios por el trabajo que tenemos. Después de que se hacen las cosas por amor, nada es duro”.
Desde las 6:00 a. m., cuando gran parte del pueblo aún duerme, Marta ya está en las calles trabajando para ver aseado y bonito el municipio, dice
que eso produce sentido de pertenencia en las personas y que por eso, además de lo beneficios económicos que le representa el trabajo para el sostenimiento de su familia, es un placer trabajar en Aguas y Aseo de El Peñol contribuyendo a la calidad de vida de todos.
“Yo siento mucho amor por Aguas y Aseo. Es un orgullo estar en la empresa que provee los servicios públicos al municipio y, además, lo hace con altísima calidad porque nosotros, por ejemplo, somos muy estrictos con nuestro trabajo de limpieza”, asegura Marta, quien integra un grupo de diez operarios más.
Los días en El Peñol pasan y Marta siempre está ahí, silenciosa, imperceptible entre las rutinas de un pueblo cada vez más activo y retador, pero siempre limpio y agradable gracias a ella, a su esfuerzo discreto. Su recompensa la encuentra en el orgullo y cuidado que manifiestan los habitantes del municipio, y en el reencuentro de cada tarde con Orlando, su esposo hace 36 años, y con Marta, Yoana y Orlando, sus tres hijos.
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